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Mostrando entradas de julio, 2017

Fiesta en mi Alma

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Ambos, sinónimo de locura, ser raros es nuestro don. Dueños de algo clandestino, que desafía el tiempo, que reta la distancia. Con solo mirarnos, nos perdemos los dos. Nos reímos y no sé qué decir. Me besas, me miras, me abrazas, suspiras. Mariposas que se pasean de ti a mí, sin tocar puertas, sin pedir permiso. Sentimientos bandidos, que nos atracan la vida. Una fiesta en mi alma, una fiesta en ti. “Déjame bailar esta pieza contigo” lo dices ahí parado, mirándome a los ojos tan fijo, como ese día, el día que me besaste. Juegas conmigo, que juego tan puro. Miramos al cielo y nos unimos en él. En esa estrella, en esa constelación. Rodamos por el césped, bailamos con la música. Contigo se me acelera el corazón, siento que verte bastara, pero me besas y me dices que tu sientes lo mismo, todo se relativiza, siempre hay más. Corremos en el prado, bailamos esta fiesta. La música que nos atrapa, nos envuelve, en un swing distinto, que fusiona, que estremece.

Retumba en la tumba.

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Taladran mis oídos las hojas, que arrastradas por el soplo del viento me arropan de soledad. Un grito me penetra, desarma, desespera, me aprisiona. ¡Es tarde para correr! De pequeño mi mamá me lo advertía con tesón, quien fuera inteligente habría escuchado. Cual campanas de condena, el oscuro clima nos envuelve. ¡Vaya frio perspicaz! Mi vida ha girado frente a voces, paralizadoras. Que me gritan en este frio, que me detienen en un ruido silencioso que va creciendo con recelo. ¡Si este temblor se detuviera! ¿Qué pasaría si encendieran la luz y el piano dejara de tocar? ¿Qué pasaría si, por el contrario, el piano siguiera sonando, tecla por tecla? ¿Si los gritos no se detienen y las luces del carro no dejan de titilar? ¡Qué dilema, hoy no sé a dónde correr! Es tarde. Craquean las ranas y cantan los grillos, las dudas siguen rechinando en mi memoria. Vacilando, decido como actuar, pero las huellas de mis actos dejan marcas, huellas que como uñas se marcan en el pizarrón.

Aunque ya no te tengo, te me vas...

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Siempre Tuvimos miedo a enamorarnos, pertenecernos o equivocarnos. En ningún tiempo confesamos, pero nos enamoramos. Sin dependencia, ni títulos, nos pertenecimos. Lejos de cualquier señal de valentía, nos equivocamos. Hoy me dices que te vas. Me has dejado abrumada. Te me fuiste tiempo atrás, me hice la fuerte y no dije nada. Luego creció la amistad, las raíces se formaron. De modo que, siendo amigos, olvidamos el pasado. Ahora que todo es normal, nos queremos, nos amamos. Vuelves para preguntar, ¿Qué tal tu vida? ¿Cómo has estado? Sin esperar la respuesta, un mensaje me ha llegado. Me dices que pronto te vas, todo está listo y programado. En mi estómago, un remolino estremece con su marcha. mi corazón, ya es un redoblante que va a ritmo titilante. Y en mi mente los pensamientos en estampida colisionan. Llegas sin nada de tiempo diciendo que ya te vas. Otro país te espera, dices que me extrañaras. El corazón se me escapa, nada puedo alegar. Si en m

La Absurda Magia de Nuestro Vals

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Una mirada tomó mi cintura, una sonrisa se posó en mis hombros. Sin invitarme previamente, sin comunicar o pedir mi mano. ¡Qué osadía, caballero! Sin infortunio gritó mi pavoneo. De un “había una vez” y un “vivieron felices para siempre”, al argumento de la duda. Con sus palabras comenzó la danza. Pomposa y elegante. Estar al tanto del otro, de gustos y disgustos, era la pista de fondo. Del azul y la escarcha, de la pobreza y la realeza, a romper estereotipos, normas y ordenanzas. Al saber al dedillo, vacilamos continuar, ¡Oh terco destino, ya no queríamos frenar! Una pieza seguía, el romance la empañaba. Nuestros pasos direccionados en opuestas direcciones, se frenaron y viraron a cruzar sus intenciones. Nuevamente tu sonrisa arropaba mis emociones y tu mirada mi pecho, lo sofocaba en palpitaciones. ¿Sólo un baile caballero? Decía trastabillando, sin saber si la respuesta podría ser de mi agrado. En silencio permaneció, con arrogancia discreta. De lo escri

Reir para no llorar.

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Esta es la historia del diario de incontables vidas que coexisten, como dirían por ahí “en este país, mi país, tu país” Ese de la espuma, de las garzas, de las rosas y del sol. El del cuatro, las maracas y el arpa, de las grandes extensiones de terreno, del petróleo abundante y los minerales tan diversos como los biomas. Esta es mi historia, el cuento de cómo tuve que cenar en una servilleta, pues como de costumbre escaseaba el agua. Pensarán ¿Qué puede tener de malo? Y mi respuesta es clara, mi rostro lo expresó, decía con tenacidad “Servilleta no me ganarás”. Me encontraba comiendo mi arepa y lo noté, toda la salsita se la había chupado el papel, no es justo, yo pretendía sorber la jugosa salsa, por lo que procedí a devorar mi comida, sin deleite, llevada seguida y tristemente a la vergonzosa obligación de botar el juguito que era uno con el papel.   En otras condiciones, habría empapado mi arepa en salsa, pero como el gobierno nos ha dado una donación de patria bastante dotad

Afonía Borrascosa.

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Desperté sin ti, retenía fe en tu presencia, pese a esto, impensadamente desapareciste. Camino en un día oscuro, eclipsado por nubes que quieren llorar. Cuan llenos están los Mares de aves, cuan vacíos los viñedos de uvas. Si la alegría que nos arropa es como canto de Jirafa y la armonía de mi alma hace natación entre icebergs. Turbada me distraigo con proyecciones del futuro, pero te siento aturdido por ese ruido de oscuridad, tú lo buscaste, yo intente soportarlo, pero no puedo. Grito en mis adentros, pero mi alarido se pierde en el tormentoso invierno, hasta yacer bajo esa nieve de recuerdos, de anhelos y terrores. Tanto miedo preventivo se ha convertido en el azote del hoy, ocultando lo bueno y certero, lo prefecto de nuestra pasión. Turbulenta y agresiva la pelea de las masas, golpean, gritan y disparan; me dan el norte, pero se vuelve aterrador, si no se refrigera cualquier solución. En mi cabeza no termina, se ha vuelto chillona, esa pelea de las masas, la que atravieso

Me enseñó la carta, lo vivo contigo

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Me enseñó la carta, lo vivo contigo. Tan anciano, tan joven, tan restaurador y placentero. Retador, de evolución, de práctica y teoría. Lo leí en la carta, lo vivo contigo. Cada vez que cierro los ojos y te veo. Cuando suspiro y me acobijas. En esa sonrisa materna, en ese abrazo de abuela, en ese concejo de padre. Lo ojeé en la postal, lo advertí contigo. Esa ojeada que cruzamos. Tu diciendo “lo siento”, yo contestando “Te perdono” La jornada que me citaste a solas y me explicaste que reprobabas la materia, tus ojitos tenían vergüenza, había en ellos miedo, pero, aunque te regañe nos comprometimos a caminar juntos. Hace poco te apresaron por drogas, cuanta turbación abrigué y prontamente desconsuelo más que desilusión, pero te conozco, tengo fe en ti, me viste con el rabillo del ojo y te comprometiste, eres un joven, eres como mi hijito. Aquella vez cuando me abrazaste y me pediste que te dijera la verdad, tenía miedo, eres mi madre, pero me echaste un vistazo y

Hermano.

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Consejo perpetuo. Bofetadas verbales. Abrazos que, entregados en miradas, son la cobija de mi alma. Apoyo proporcional al amor, y amor en una sola medida, Dios. Se ha disparado la estadística, si de intentos de regaño hablamos. Sé bien lo que pretendes decir, y aun así en la desobediencia rayo. Con un par de luciérnagas y una sonrisa que empalaga, he ambicionado meter en costura mis argumentos, sin embargo, tu corazón intenta ignorar mis lamentos. Me disculpo, perezosamente o tal vez de antemano, sé bien que me equivoco ya no puedo lavarme las manos. Querido hermano mayor, me has adiestrado en cuidarme sola, ya no debes preocuparte por aquellos que puedan lastimarme. Me disculpo lento, con retardo acelerado, pues no he sabido como expresar un sinnúmero de sucesos y me aterra defraudarte. Aquel día, entre cuatro esquinas me miraste con decepción, temó decirte que te escuché, pero no encuentro solución. Querido hermano, te agradezco pues conoces la canción de mis a

¿A tiempo o destiempo?

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Un par. Entre millones. Kilómetros y kilómetros que coinciden por Diosidencia. Aunque a destiempo, intenso y hermoso. Si bien a destiempo, romántico y penetrante. Un par. Entre millones, se preguntan ¿Qué es el tiempo? Tal vez estamos de turno, diciendo que no nos toca. O nos tocó lo que tocaba. Puede que las dudas ronden y evitarlo nos cueste tanto como poner orden. ¿Pero que es el tiempo en su relatividad? En la música el compás cuatro por cuatro, tiene fusas y semifusas igual que el tres por cuatro o el cuatro por ocho, en el cine el tiempo lo lleva un director y años pueden pasar en minutos, tal vez en horas. En la vida, en el arte, pero sobre todo en el amor, el tiempo es tan relativo, que a tiempo o destiempo, solo períodos dirán si era correcto seguir o esperar. Cuando la duda sonsaque y el miedo corrompa, cuando la brisa no sople y la cosecha se pare. Cuando la crisis, sea crisis y el amor no nos mueva, temeré, Pero el tiempo que es tan conexo como queramos e