Entradas

Mostrando entradas de enero, 2018

Adios, nos vemos pronto.

A todos mis lectores, este es un escrito dedicado especialmente a mis amigos, aquellos a los que en mi travesía extrañaré profundamente. Es claro que les amo profundamente, por eso, quiero dedicar este escrito. Estará dedicado a distintos rostros, esos que me animan la vida, que me hacen crecer y determinan con bastante peso, mi camino a la felicidad, porque sea cual sea, siempre será con ellos. Ante estas letras, el mar de mis ojos está a punto de desbordarse, porque es claro que les amo. En ese pensar que puedo sola, constantemente noto que, en definitiva, son ellos quienes me han sostenido, porque son los instrumentos de Dios, porque son mis estrellas, son mi espíritu, son la chispa que enciende mi luz, y como dice una canción que aprecio bastante, eso se llama amistad. Porque en las buenas, las malas y las estupideces, siempre están. He peleado conmigo misma, no me he marchado y ya extraño cada segundo pasado y por venir. He peleado conmigo misma, porque sé que

¿Esperando que escampe?

Y, cómo sabes que escampó, si no te atreves a mirar por la ventana, si te has encerrado en esa habitación oscura, sin ruido. Esa habitación, recuerdo cada momento. Aquella oscuridad, en la que, en tu infortunio me convertías en ruido, y corrías a tus paredes de corcho. Esa oscuridad, en la que generalmente, tú me otorgabas papel de luz, para poder excusarte, con falsas historias sobre tus anhelos de sombras. Si, recuerdo bien esa habitación, sus paredes sin color, sin vida, pero las necesitabas, como si ellas te hicieran sentir omnipotente, porque en ese vacío, tus vacíos eran desborde y tus tristezas no eran nada, aunque lo fueran todo. Sin embargo, también recuerdo tu desesperación, porque al entrar en la habitación, solo querías encontrar la salida, pues no había lluvia, no había sol, solo había un blanco escape, que se convertía en ceguera, en la profunda ceguera de tus verdades. Intentar pactar con el diablo, es menos peligroso que escapar de los miedos, pues tus miedo

Volveré, aunque no me haya ido.

Es cierto. Parecía invierno, pero eso ya lo sabes ¿no? Es imposible evitar el frío, más si mi cobija es tu amor. Para el mundo el frío es mera ausencia de calor, pero para mi, tras perderme en el horizonte de tu mirar, este frío, no es más que la ausencia de ti. Basta de esquivar nuestros latidos, basta de gritar heridas, de describir navajas y de hacer creer al mundo que esto ya no es, cuando en realidad, esto, es lo más cierto que hemos vivido. Intentando tachar nuestra historia, desgastamos nuestras fuerzas, sabíamos que era en vano, pero el miedo hace que todo amor camine perennemente en la cuerda floja. Cierra los ojos, sé que me ves, tenme ahí, en tu recuerdo, porque volveré. Volveré con esas risas que evitamos, volveré con tu abrazo en mi memoria, volveré para bailar bajo la Luna, para que tu boca convierta el último suspiro en las palabras que sólo en sueños se nos permite decir. Y si miento, si me pierdo en el camino, si algo me sucede o me caigo de nuestra cuerda floja