Entradas

Mostrando entradas de junio, 2018

II: Del miedo y otros sinónimos.

Imagen
Miedo, Soledad, Olvido, Dolor, desconfianza. El parasito de nuestros deseos, de nuestras convicciones. Dueño del último adiós a destiempo, de las lágrimas, del dolor. Garante de todo lo que evitamos, de todo lo que, aunque soñamos, no vivimos. Miedo que es dolor, como aquella, silenciada por su padre, que se fue apenas pudo, pero dañada por su dolor se convirtió en él, o aquel, que temblaba solo de pensar que se podía repetir, encariñarse, amar y quedarse solo, porque de chico aquellos que él creía que realmente le querían, sin decir nada, solo dejaron de estar, dejando su admiración intacta pero su corazón roto. Dolor como el de aquel que camina hoy sin bajar la mirada, que juzga cada movimiento y aleja a cualquiera que le pueda dejar. Dolor, miedo, soledad. Soledad tan temida y perversa, que, en el esfuerzo de evitarla, abandona, hasta volverse tu realidad. Sería viable pensar que finalmente todo aquello evadido por miedo, ocurre. Y por ser así, en mi historia también el m

Miedo I: Una Niña Asustada.

Imagen
Este será el primero de tres escritos consagrados al freno de mano más consumido en el mundo, el miedo. ¿A qué tememos? De pequeños, se atraviesa en nuestra garganta un gran nudo, con solo pensar en la oscuridad, en nuestra madre o incluso en esos charcos que reflejan el cielo. No sabemos dónde meternos para evitar que en las sombras salga lo desconocido y por no ver, nos haga daño; algunos tememos a aquella o aquel que amamos, pero nos lastima; nos tiemblan las carnes al pisar ese charco, pues imaginamos que como el cielo se refleja, iremos justo a ahí, al cielo, iremos justo a lo desconocido. Y ¿Por qué tal turbación? ¿Por qué en ocasiones no somos capaces de desligarnos del miedo? Es simple, no nos queda gota de sangre en el cuerpo, porque somos vulnerables, porque queremos tener la certeza de que lo que vendrá, nos hará bien. La verdad, puede resultar incluso frustrante, pues nunca controlaremos todas las variables. Queremos tener la fórmula para una vida perfectamente c

En la cuerda floja

Imagen
Y a pesar de tantos altercados, él estaba ahí. Soportando mi cara de pesada, y aunque era tal vez porque no tenía a donde ir, yo amaba imaginar que, en el fondo, seguía quedándose por mí. Con el ceño fruncido, viendo al frente, realmente me hacía sentir fría y distante. Toda una hipotermia emocional, sin embargo, me negué rotundamente a negociar su perdón, su amor o tan siquiera su atención. Fuimos dos niños, realmente felices. Jugando con el amor, como si prendiéramos fogatas en semana santa cerca de cualquier parque nacional, era catastrófico, desde cualquier punto de vista, pero ahí estábamos, así éramos, almas felices, prendiendo fuego al mundo entero. Dábamos pasos sobre el agua, éramos magia, se que claramente, nos llevaban de la mano, era imposible que lo nuestro fuera viable de otra forma. A pesar de todo esto, nos dejamos rodear por la neblina, esa que nos cubría y casi nos evitaba vernos el uno al otro. La magia y la neblina, muy seguramente han de tener la mis