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Mostrando entradas de septiembre 6, 2017

Nuestro eterno infinito, aunque ni eterno, ni infinito.

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Lo dije y lo sostengo, un sentir disímil es más dañino que un amor no correspondido. En el escrito anterior, vimos cómo se puede herir sin querer y querer sin ser correspondido. En este advertiremos, como el amor se puede evitar. Con él, viví un sentimiento destructivo, pero seductor. Si dos corazones hacen contacto en el momento exacto, a través de las miradas, debes saber que estás perdido, pues lo que vendrá será difícil de parar. De momentos inesperados, pero totalmente oportunos, surgió aquello que pudo ser “El amor de mi vida” La aventura y la novedad impregnaron nuestros encuentros y el sentimiento, sin avisar, abandonó nuestros cuerpos, tomando las decisiones y obrando sin consultar al patrón, que era el cerebro. Lo sé, parecía amor. Lo sé, tal vez él me amaba. Pero el miedo, ese astuto sentimiento, le ganó a la certeza y se instaló en nuestra confianza. Casi sin avisar, casi sin pensarlo, la pasión y la concupiscencia empujaban con astucia. Pero cuando