Hermano.

Consejo perpetuo.
Bofetadas verbales.
Abrazos que, entregados en miradas, son la cobija de mi alma.
Apoyo proporcional al amor, y amor en una sola medida, Dios.
Se ha disparado la estadística, si de intentos de regaño hablamos.
Sé bien lo que pretendes decir, y aun así en la desobediencia rayo.
Con un par de luciérnagas y una sonrisa que empalaga, he ambicionado meter en costura mis argumentos, sin embargo, tu corazón intenta ignorar mis lamentos.
Me disculpo, perezosamente o tal vez de antemano, sé bien que me equivoco ya no puedo lavarme las manos.
Querido hermano mayor, me has adiestrado en cuidarme sola, ya no debes preocuparte por aquellos que puedan lastimarme.
Me disculpo lento, con retardo acelerado, pues no he sabido como expresar un sinnúmero de sucesos y me aterra defraudarte.
Aquel día, entre cuatro esquinas me miraste con decepción, temó decirte que te escuché, pero no encuentro solución.
Querido hermano, te agradezco pues conoces la canción de mis adentros.
Vives como música que sana, y transforma sentimientos.
Coexistes como pasión vinotinto, entregado y distinto.
Estás, cual bondad que se respira y brisa que refresca.
Yaces perennemente, en alegría que tiñe, que se dibuja, que nunca se guarda.
Eres Escuela y estudiante, como los sabios de Grecia.
Eres relatividad, pues no puedo encerrarte en una burbuja donde las características te limiten, pues para describirte siempre hay mucho más.
Eres mi amigo y por serlo mi hermano.
O tal vez eres mi hermano y por eso mi amigo.
Retribuyo con mis limitaciones, pues hermano te agradezco tantas oraciones, canciones y emociones.
La existencia como regalo, te puso en mi camino.

Ahora, solo el querer desbordante hará el equilibrio, para vivir realmente agradecidos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Y le decia negro, como el café

¿A tiempo o destiempo?

Mi casa