Me enseñó la carta, lo vivo contigo
Me enseñó la carta, lo vivo contigo.
Tan anciano, tan joven, tan restaurador
y placentero. Retador, de evolución, de práctica y teoría.
Lo leí en la carta, lo vivo contigo.
Cada vez que cierro los ojos y te
veo. Cuando suspiro y me acobijas.
En esa sonrisa materna, en ese
abrazo de abuela, en ese concejo de padre.
Lo ojeé en la postal, lo advertí contigo.
Esa ojeada que cruzamos.
Tu diciendo “lo siento”, yo
contestando “Te perdono”
La jornada que me citaste a solas y
me explicaste que reprobabas la materia, tus ojitos tenían vergüenza, había en
ellos miedo, pero, aunque te regañe nos comprometimos a caminar juntos.
Hace poco te apresaron por drogas, cuanta
turbación abrigué y prontamente desconsuelo más que desilusión, pero te conozco,
tengo fe en ti, me viste con el rabillo del ojo y te comprometiste, eres un
joven, eres como mi hijito.
Aquella vez cuando me abrazaste y me
pediste que te dijera la verdad, tenía miedo, eres mi madre, pero me echaste un
vistazo y aunque tras la verdad me tocó asumir consecuencias, pudimos confiar.
Lloré, me derrumbé y ese día
recuerdo que me comenzaste a fastidiar, sabías que necesitaba de ti, todos los hermanos
lo saben.
Fui una paralitica, me derribé para
no moverme más, me tocó cargar mi cruz y tal vez incluso los descuidé, pero ahí
estuvieron ustedes, como siempre metiéndose en todas, las que surgieron, son o arribarán,
igual que yo para ustedes, pues así son los amigos del alma.
Tú, como no mencionarte, eres el
dueño de ese sentir en mi vida, de esa palabra que tanto esquivé, me haces
sentir tanto que el miedo ocultó el llanto en los momentos de incertidumbre, tanto
que cuando canto mi mente te pinta y la certeza de que eres, me desborda.
Tan distintos pudieran ser, tipos,
formas, maneras.
Tan contrariada pudiera estar, hay compromiso
por cargar.
Pero te amo, por eso esperaré.
Te amo, por eso todo lo sufriré y
esto nunca dejará de ser.
Porque mis palabras podrán abandonar
al existir, volverse vacías y vanas o sin significado alguno, pero el amor no,
por eso en tanto no nos dejemos consumir en las banalidades del mundo, esto no
pasará.
El amor trasciende y aunque solemos
confundirnos, diluirlo, intentamos materializarlo, es tan puro que no nos deja.
Por eso, aunque una madre siente decepción,
pena, tristeza o dolor, siempre será una madre.
Y en cada caso igual.
Lo leí en la carta y lo vivo
contigo, contigo que eres mi mamá, mi abuela o mi papá.
Contigo que eres mi hermana o mi
hermano, lo vivo por ti que te has vuelto mi amigo del alma, o por ti que te
enamoraste de unos rulos que se perdieron en tus ojos, y en un noble corazón, lo
vivo gracias a ti que te eduqué y te volviste mi familia.
Lo leí y descubrí que me enamoré de
Dios, pues los amo porque son la muestra de el en la tierra, porque me unen a él
y porque él es y será siempre la única medida del amor.
1era Carta de Corintios 13.
Eso es el amor.
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