La Sombra de una Certeza

Dijiste que te gustaba la música alternativa, en ese momento jamás se me ocurrió, qué como la música, yo también pasaría a ser eso, la alternativa de una opción.
Nunca imagine futuro, no había posibilidad, pero bajo la luz de la luna, justo antes de dormir, tras tu mensaje de buenas noches, sonreía, sabía que, en la infinidad de nuestros días, el amor perduraría, pues en palabras, compartíamos la certeza de conocer el amor.
Palabras y más palabras, me abordaban y alegraban. Tus sentidos en los míos, tu pensar, tu cariño, éramos uno.
Entre el choque de sentimientos, me inundaban las preguntas, cómo hacer si ese valioso corazón me dejaba, sin opciones, sin llevarse consigo mis sentimientos, cómo haría si otra descubría lo que yo vi, sabía que podría soportar, sufrir, esperar, como en la biblia lo había aprendido, pero, si de eso se trataba el amor, ¿qué tenía yo que esperar?
Estaba decidida, viviría la peligrosa condena. De cualquier forma, no era una pregunta, no era una intención, no era una meta. En mi vida, eras destino, casualidad y sorpresa.
De frenar las ilusiones, a imaginar en ocasiones, ese fue el peor error de nuestras escasas intenciones.
Donde un hombre y una mujer, se amaron, donde la felicidad fue la armonía y las miradas calmaban cualquier tormenta. Donde el amor no se concebía en actos concretos, donde nuestro amor era fe y certeza, de la que sabe que existe, pero sabe también, que debe evitar la espera.
Hermoso y peligroso, interferencia intensa, que se notaba a kilómetros, se notaba en fotos, se notaba el tono de la voz, en el brillo de los ojos, en el palpitar de los corazones. Un amor que enamoraba y causaba tanto ruido, como un chisme de famosos en farándula.
Pero el ruido se apagó, cuan bajón intenso de Luz, lagrimas corrieron, pues huiste de la vida que creías querer y de las emociones que empezaron a parecer, mera efervescencia de un sueño prohibido, tentador al parecer.
Dijiste acabar con nuestra historia, con todo lo que implicaba, dijiste que confundiste ilusiones con amor, y aunque quiero creerlo recuerdo tu mirada, los suspiros, la sensación que me causabas.
Quisiste apartarme y lo acepte, me convenía, no quería imaginarme sin ti, pero tenerte cerca sin sentirte ahí, me quitaba y tumbaba, cualquier certeza, cualquier alegría, cualquier belleza.
Entonces, amándote te dejé ir.
Entonces, me intente convencer, de que mi certeza, tú como mi convicción, eras un error, un malentendido, un problema de interpretación
Entonces, me convencí de que, en tu vida, ya soy solo una gran mentira, el engaño de un amor, una pretensión mal dirigida.
Entonces me convencí, de que aunque pareció mi certeza, debía repetir diariamente con firmeza, que el amor no existió, aunque en mi lado hubiera franqueza.
Con el paso de los días, me lo creí, te amaba, pero te dejé ir.
Y como siempre, en toda historia de amor, volviste, no llegaste diciendo que me amabas, no llegaste pidiendo perdón, pero volviste.
Volviste después de soltarme, de dejarme caer en un vacío del cual aún no me levanto.
Volviste, pero yo no puedo volver, pero aun no haga certeza que haya desaparecido mi querer. Por primera, apostaré por mi propio bien.
Volviste, aunque tal vez no nos volvamos a ver.
Sigo Luchando, tú me hiciste encontrarme, me sentía arte, una hermosa obra de dos, bien tallada, con detalles tan sublimes que solo Dios habría podido componer, por eso sigo luchando, para no dejarlo perder. Sin ti soy arte, ahora solo debo recordar cómo se vivía y como me encontraba antes de escucharte decir tantos te quiero.

Por eso, sigo luchando y cuando lo escucho y lo anhelo, cuando te siento cerca, cuando en mi mente tu voz como lista de reproducción, no para, y una y otra vez estas diciéndome negra te quiero, diciéndome señorita la extraño, cierro los ojos y recuerdo una y otra vez ese día, el día que me dejaste claro como pasé de certeza a mentira.  



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