Saca las nubes.
En una famosa serie aprendí, que más
allá de las nubes el cielo es siempre azul.
¿Hace cuánto le temes a la luz?
Te he visto caminar entre nubes, pasear
entre incertidumbre, me hablaste, de manera convincente, de aquello que está
bien, de aquello que está mal.
Hablamos de la felicidad, pero me
preocupa como estas viviendo, pues no eres feliz.
La felicidad, no es una utopía, la
felicidad no es una meta.
La felicidad, debe dejar de ser el
futuro anhelado, pues no es más que un presente perenne.
Pasamos la vida, en la relatividad del
tiempo, anhelando.
Pasamos el tiempo esperando, trabajando
en pro de alcanzar la felicidad, pero muchas veces abandonamos lo que amamos
por ser fieles a aquello que promete hacernos felices a la larga, cuando en
realidad, nada que no te haga feliz hoy, te hará feliz mañana.
Claro, es necesario saberlo, la
felicidad también tendrá momentos de frustración, de esfuerzo y de miedos, pero
la plenitud que se siente al ser lo que debes ser, da paz y la paz no se pierde
por un tropiezo.
La felicidad, necesita de ti, necesita
que la construyas, que decidas, que no escapes, que aceptes aquello que es.
Pero la postergas, como esa mujer
golpeada por su esposo, que lo conoció agresivo, pero anhela que sea lo que
ella se plantea que él puede llegar a ser.
La postergas como esa chica que decide
estudiar política, pero sigue un proyecto ajeno e intenta encontrarse entre los
números de la ingeniería.
La postergas como el pobre que no se
abre oportunidades por ser pobre o el rico que solo vive de la ambición.
Ser feliz, es también encontrar a Dios, pero,
aunque crees verlo, no te atreves a acercarte a eso que sabes puede ser tu
oportunidad de ser feliz o encontrarlo.
Quita las nubes y date el tiempo que
sabes te mereces, pues si no, seguirá buscando la felicidad, pues el pedacito
de plenitud que tendrás, será un regalo que te regalaras como si la felicidad
fuera un instante de la vida.
Si el miedo te frena, quita las nubes e imagínate
en una pradera, donde no hay suficientes para cubrir todo el azul del
cielo.
Si lo nublado te frena, tal vez necesites solo un brisa suave que lo mueva todo en ti, no será un temblor, no será un incendio, debes estar atento, pues aunque sea solo eso, una suave brisa, te sacudirá, te hará entender lo que necesitas.
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