Adios, nos vemos pronto.
A todos mis lectores, este es un escrito dedicado especialmente a mis amigos, aquellos a los que en mi travesía extrañaré profundamente.
Es claro que les
amo profundamente, por eso, quiero dedicar este escrito.
Estará dedicado
a distintos rostros, esos que me animan la vida, que me hacen crecer y
determinan con bastante peso, mi camino a la felicidad, porque sea cual sea,
siempre será con ellos.
Ante estas letras,
el mar de mis ojos está a punto de desbordarse, porque es claro que les amo.
En ese pensar
que puedo sola, constantemente noto que, en definitiva, son ellos quienes me
han sostenido, porque son los instrumentos de Dios, porque son mis estrellas,
son mi espíritu, son la chispa que enciende mi luz, y como dice una canción que
aprecio bastante, eso se llama amistad.
Porque en las
buenas, las malas y las estupideces, siempre están.
He peleado
conmigo misma, no me he marchado y ya extraño cada segundo pasado y por venir.
He peleado
conmigo misma, porque sé que estarán conmigo, donde esté, sin embargo, recuerdo
mis noches lejos y corren por mi rostro las lágrimas, recuerdo que valía la
pena sentir que estaba buscando mi felicidad, pero en el camino sentía que
estaba naufragando en un mar de soledad, donde un abrazo lo habría transformado
todo.
He peleado
conmigo misma, porque me soy fiel y lo seguiré siendo, pero les extrañaré cada
segundo, como ya lo hice, y créanme, estaré velando por sus corazones, al menos
desde mi oración.
Que los consejos
aterricen, que las sonrisas vuelen, y que la promesa sea nuestra imperecedera melodía,
esa que no es más que el rezo a coro, coro que claramente dirige Dios, porque
les amo profundamente.
No es fácil, hay
tanto por decir, tanto por vivir, y la vida nos encontrará nuevamente, lo sé,
pero llevarlos conmigo también me hará recordarlos y extrañarlos como aquella
del muelle de san Blas, por esto tengo miedo, porque sin marchar extraño sus
abrazos y sonrisas.
A ti, que lees y
sabes que esto también va para ti, te amo y te extraño, porque eres de mi
familia, así lo decidimos ante Dios, así lo vivimos, aunque peleemos. Porque
eres mi mejor amiga, con la que he aprendido que es realmente trascendental,
con la que lloraré, reiré y cantaré por el resto de mi vida, eres con la que no
debo decir nada para que sepas las respuestas y las preguntas correctas. Porque
eres mi hermano, el que Dios me regaló ya de grande, con el que tengo más cosas
en común de las que pudiera pensar, con el que comparto mis más grandes pasiones.
Porque eres mi Sis, la que siempre esta y siempre sabe sacarme sonrisas. Porque
eres mi amigo por herencia, con el que puedo hablar de todas las loqueras que
me pasan por la mente, como los grandes éxitos de Disney y tú, que eres en
definitiva el dueño de mis suspiros y de muchas de mis líneas. Además, tú, que,
aunque no estés descrito puntualmente, sabes que has marcado mi historia, por eso te recuerdo aunque estes en el
Zulia, en barinas, en Táchira, en amazonas, en valencia, en Los Teques, caracas, san antonio, Valera, Barquisimeto, Ecuador, México, España o
Perú, …
No sé cómo
explicar lo que siento, pero nunca está de más recordarle a las personas cuanto
se les ama, así que, si me ven, aprovechen de abrazarme, soy despistada y si no
me ven, oren por mí, pues yo estaré sostenida por sus oraciones, además
estaremos unidos, porque yo pediré por ustedes.
Caminar hacia la
felicidad propia es genial, pero vaya que es complicado crecer y optar, pues
todos vamos caminando, aunque hacia el mismo camino, por distintas direcciones.
Por todo esto, quiero hacer énfasis en que, en este adios, nos vemos pronto, les extraño y les amo
profundamente.
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